Hace poco conocí el concepto de Producto Mínimo Viable o MVP, por sus siglas en inglés. Si usted trabaja en la industria de desarrollo de software, es muy probable que haya escuchado hablar de MVP. Sin embargo para cualquier otra persona, ésta será una experiencia reveladora. La primera vez que escuché el término de Producto Mínimo Viable, definitivamente me pareció extraño. Mi instinto de valor para el cliente inmediatamente cuestionaba cualquier concepto que incluyera las palabras mínimo y viable frente a producto. ¡Aún más cuando se trataba de mi producto! Pero después de un posterior análisis, me di cuenta de que es una manera económica de lograr dos cosas mediante la colaboración: un uso más eficiente de los recursos de su empresa y un producto que satisfaga mejor las necesidades de sus clientes. No hay ninguna razón para que esto se limite a la industria de desarrollo de software.
La idea detrás del Producto Mínimo Viable es crear un proceso de desarrollo de producto en colaboración con un segmento de sus clientes. Por definición, un Producto Mínimo Viable está conformado sólo por aquellas características que son absolutamente necesarias para que el producto sea utilizable por los clientes. Ni más ni menos.
Si estuviera construyendo un auto y no estuviera seguro de la necesidad de dicha invención, ¿qué haría usted? ¿Cuántas características son absolutamente necesarias para que el auto siga siendo un auto? Si el auto puede llevarlo de A a B con seguridad, eso es lo que usted debe determinar si hay un mercado para un auto o no. Los reproductores de MP3, el GPS e incluso la pintura no son necesarios para lograr el objetivo básico de un auto. Un MVP no sólo confirmaría la necesidad de un mercado, sino que también podría informarle al inicio del proceso de desarrollo qué características serían bien recibidas en el mercado. Esto le permitiría concentrar sus esfuerzos en esas características.
Al crear un MVP, el objetivo es escuchar los comentarios de sus clientes en cuanto a si el producto es deseable y en qué área se debe llevar a cabo un mayor desarrollo.
En lugar de depender de una investigación, grupos de discusión y otras herramientas a cargo de terceros, el MVP pone algo en las manos de clientes reales y les pregunta lo que piensan. Esto tiene un inmenso valor. Recuerdo las innumerables veces en que pasé semanas o meses trabajando en la propuesta “perfecta” o en el plan de negocios “perfecto”, solo para descubrir que existía poco interés en mi proyecto perfecto. La gente quería otra cosa. Si hubiera utilizado el proceso de MVP, habría colaborado con mis clientes al inicio del proceso. Esto habría hecho que mi trabajo tome un rumbo diferente; tal vez uno en el que el cliente realmente comprara.